domingo, 6 de septiembre de 2009

El Turco

El despertador sonó a las cuatro y media pero hacía un par de horas que estaba despierto con la espala pegada a las sábanas a pesar del acondicionador de aire. Tomar el cambio de guardia a las seis los días domingo no es algo que se me haya hecho hábito. Los domingos el penal es un mundo de gente. En realidad desde la noche anterior las mujeres de los presos ya hacen cola para la visita, a veces se pelean en la cola por ser las primeras en entrar, entonces hay que andar separándolas y largarse algunas patadas al aire, por no hablar de las puteadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Hesto es un fragmento de la novela?