domingo, 23 de mayo de 2010

Planeando

La nueva: Abril en
www.juanmayelena.blogspot.com

sábado, 8 de mayo de 2010

Así empieza

Diciembre de 2006:

Tomás

I

Es, mediados de diciembre de 2006; probablemente sean las cuatro treinta o cinco. Tomás; Cipriano Tomás, está acostado boca arriba con los brazos cruzados sobre la cabeza. La braza del cigarrillo oscila adelante y atrás, adelante y atrás, a pocos centímetros de la nariz. Inhala, y de la braza se desprenden pequeñas lucecitas anaranjadas y rojas.

Se levanta y se acerca a la ventana abierta. La luna está sobre el sauce. Iluminada por esa luz irreal, la tierra reseca del patio, sin una brizna de pasto, no se parece a nada que él haya visto antes.

La última oración


Es, mediados de diciembre de 2006. Aún no amanece; y llueve.

Terminé

DICIEMBRE

ÍNDICE

Diciembre de 2006:

Tomás

Diciembre de 2000:

Celia

Diciembre de 1995:

El Turco

Diciembre de 2006:

Juan Manuel

Los tiempos

Hoy hace un año y 26 días que empecé con esto.




Gracias a Dios nadie lee

Lo bueno de que nadie lea el blog es que puedo escribir lo que se me da la gana.
Sobre un plan de 4 capítulos de 40 A4 cada uno
finalmente quedaron 3 y un epílogo
fue el cambio en la forma, el punto de vista y finalmente de los tiempos verbales en el cap. de El Turco lo que produjo el cambio.

La extensión ...creo que tiene la que tiene que tener aunque mi cabeza de contador me lleva a pensar en que no cumplí con los planes que a lo mejor es fiaca que a lo mejor y lo más gracioso que me van a reclamar algo.
La extensión del cap. Celia delimitó el plan respecto de la extensión.
El cap. Cipriano me sorprendió porque está compartido con dos personajes porque Juan Manuel de entrada nomás quiso llevarse el protagónico y lo tuve acallar un poco. Debe ser por eso que siento que le falta algo y creo que el mejor lugar para "completarlo", es el epílogo, porque como J.M. es el periodista es el que ha estado en contacto con los asesinatos de principio a fin mientras que el abogado y la perito médica entran por sus respectivas actuaciones profesiones (claro, Cipriano tiene un motivo para tomar ese caso)

PRIMER BORRADOR

TERMINADO. Empiezo el barrido completo para ver cómo funcionan integrados los capítulos.
Creo que voy a tener que extenderme con Juan Manuel (porque me falta la captura). Pienso que con con él voy cerrar pero solo serán algunas páginas.


ÍNDICE

Diciembre de 2006:
Cipriano

Diciembre de 2000:
Celia

Diciembre de 1995:
El Turco

Estructura

...o como decía Saer: Forma

Novedades: El Turco pasa de ser el primero a ser el último capítulo porque
Es oscuro y no quiero entrar con un oscuro
Porque está en primera y en presente, y mientras ese presente transcurre y dura un día o mejor dicho de las 4 de la mañana a las 12 de la noche ( es un domingo en el penal ), pivoteas (valga el verbo "bárbaro"), para ir al pasado (de tal forma que la vida en el penal se conozca) y como un oráculo al futuro y eso es bien raro al menos para mí (para hablar de la fuga y los asesinatos incluso de después, de qué va a ser de el turco después de las muertes.
Finamente y principalmente porque es el capítulo que completa los datos del argumento que funciona como hilo tensor y de expectativa que son los asesinatos.

Cuestiones de estructura

El Turco terminado!!!

Bueno parece que El Turco se me empacó y la novela terminó más o menos 7 páginas antes de lo previsto. En fin...cosas que tienen los personajes contra los contadores públicos.





jueves, 1 de abril de 2010

Cipriano

Hoy terminé el capítulo dos: Diciembre de 2006: Cipriano
Retórico, erótico, no por eso falto de acción.

sábado, 6 de febrero de 2010

Celia

Celia Real, psiquiatra. En 2000 tiene 52 años.
Hija: Clara, vive en España (en 2000 tiene 30) Hijo perdido, embarazo en Dic.
Hijo: Néstor, muerto a los 16 años en accidente, ella manejaba.
Abuelo: Francisco Real (Las nubes)
Trabaja en el psiquiátrico provincial y como perito.
Primer amor: cuarto año universidad: Felipe, también psiquiatra (padre de Clara)
Jefe: Rodolfo Gass (ACV ¿fecha?, antes de 2000 y después inicio experiencia sesiones de lectura)




Cipriano

Cipriano Tomás.

Su abuelo: Samuel Tomás Mittleman (judío alemán) abandonó el apellido al llegar al país después durante la segunda guerra. Casó con María del Rosario Cuenca-criolla-.
Padre: Ignacio Tomás (muerto en 2006)
Madre: Rebeca Pordominski (vive, en 2006 tiene 58 años, sigue las tradiciones judías)
Abuelos maternos:
Salomón Pordominski
Sara Roitman

María del Rosario (92 años en 2006): su abuelo (1844-1914) era de origen indígena su nombre era Cipriano (una vez converso). Luchó en la conquista del desierto.

Cipriano Tomás, 38 años, abogado, casado, en 2006 recientemente separado, iniciando una relación con Silvia del grupo de las Bellas, es CPN y fotógrafa.


viernes, 29 de enero de 2010

Cipriano

Es, mediados de diciembre de 2006; probablemente sean las cuatro treinta o cinco. Tomás; Cipriano Tomás, está acostado boca arriba con los brazos cruzados sobre la cabeza.

La braza del cigarrillo oscila adelante y atrás, adelante y atrás, a pocos centímetros de la nariz. Inhala, y de la braza se desprenden pequeñas lucecitas anaranjadas y rojas. Se levanta y se acerca a la ventana abierta. La luna está sobre el sauce. Iluminada por esa luz irreal, la tierra reseca del patio, sin una brizna de pasto, no se parece a nada que él haya visto antes.

Corre la tela metálica que frena la entrada de los mosquitos; tira la colilla que al golpear sobre la tierra, rueda y va sembrando en el aire quieto lucecitas anaranjadas y rojas. Finalmente la colilla se detiene donde la luna no ilumina nada y arde un rato antes de extinguirse.

Cipriano vuelve ha vuelto a la cama. Las sábanas están arrugadas. Iluminados por la luna, los pliegues parecen dumas y cráteres de otro mundo, esponjoso y blanco.

Se acuesta con cuidado para no despertarla. Ella está de espaldas. La luz irreal le ilumina las piernas, los muslos blandos, el culo. Él está desnudo; mirándola. Siente una leve excitación. Su pene se tensa, se eleva un poco y repite un movimiento involuntario y rápido hacia arriba y hacia abajo dos o tres veces.

domingo, 24 de enero de 2010

Fin

Terminé el cap.3. Diciembre de 2000: Celia.
19000 palabras, 41 A4.

No quiso llamarse Sebastián

Por ahora es Cipriano Tomás o Beltrán. No se quiere quedar con ningún nombre.
Construyo: descendiente de un alemán -su abuelo-, llegado en medio de la Segunda Guerra, Abuela criolla, bisabuelo materno de nombre Cipriano.
Padre muerto casado con Raquel (de religión judía), así que su madre lo educa en el judaísmo y actualmente mantiene vivas las viejas tradiciones. Hijo único. Tiene 33 años en 2006.
Forma: estoy viendo, escribo en un cuaderno para seguir el ritmo de un discurso retórico de respiración pausada. pretendo una combinación de recursos, el retórico y no sé bien qué, probablemente escenas "domésticas" con diálogos y sin acotaciones. El cierre del capítulo debe ser la entrevista en TV, y luego, la caminata por la costanera.
Introspección.

sábado, 16 de enero de 2010

La voz de Celia II

Las sesionos de grupo (continuación)

Unos seis meses atrás, haciendo una excepción peculiar, dado mi escepticismo respecto de la utilidad práctica de tales acontecimientos, a los que muchos de mis colegas asisten con excesiva puntualidad cada año, decidí participar de una serie de conferencias. Me impulsó a hacerlo el slogan esgrimido por el conferenciante: “los libros pueden salvar vidas”. Así que solicité a Gass una licencia para asistir al congreso que como no podía ser de otra manera se desarrollaría en Buenos Aires, que como todo el mundo sabe es el lugar donde están las oficinas de Dios. No tengo que decir que a Gass se le iluminaron los ojos cuando escuchó mi solicitud.

—Qué milagro, doctora, usted interesada por un congreso.

—Le aclaro que mi opinión sobre tales ferias sigue siendo la misma, solo estoy haciendo una excepción que no hace más que confirmar mis convicciones. Los congresos son para comer sin culpa, beber sin moderación y, si se encuentra con quien, tirar la chancleta.

—Todos conocemos su pensamiento al respecto, Celia —Gass detuvo mi discurso, lo conocía de memoria. Había elevado las manos a la altura del pecho con las palmas hacia delante como para detener un objeto que veía que se le venía encima—. Como sea, me alegra ¿Y puede saberse el motivo que la lleva a hacer esta excepción?

—Una corazonada. Una intuición. El sexto sentido. Póngale el nombre que quiera.

—Bien. Vaya. Pero, por favor doctora...

—No se preocupe prometo escuchar sin interrumpir, no hablar con extraños y lavarme las manos antes de comer —Celia caminaba hacia la puerta; volvió la cara —y no decir que trabajo en “su” hospital.

Gass podía ser soberbio, ortodoxo, burócrata, y hasta narcisista, pero no era ningún tonto. Seguramente sospechaba que mi interés tenía que ver con aquella experiencia que hice años atrás con la poetisa; y precisamente porque no era tonto, sabía también, que tenía que dejarme hacer sin preguntar demasiado.

La cámara del tesoro no era un lugar en que se admitiera a cualquier hijo de vecino, mucho menos, si el tal hijo estaba loco. En nuestro hospital y hasta donde yo sabía, en todos los de su especie, se alentaban las tareas manuales, físicas, musicales, incluso las culinarias, pero nunca vi a nadie alentar a un loco a la lectura. Quizás tuvieran de esto la culpa Cervantes, Flaubert, o ambos escritores, pero lo dudo, en parte porque entre mis colegas pocos conocen a Gustave Flaubert, y por otro lado, porque existe la firme convicción de que la literatura es un paraíso al que solo puede acceder un selecto grupo de lúcidos seres que flotan a veinte centímetros del piso entre nosotros, pobres pisatierra.

sábado, 9 de enero de 2010

La voz de Celia


Las sesiones de grupo

­ Me miden por mis fracasos, así funciona mi trabajo.

Ni bien logré convencer a Gass para que me dejara hacer el experimento con los pacientes, los míos, claro está -aquí debo dar a conocer sobre el egoísmo por no hablar de la envidia entre mis colegas que no se dignaron a prestarme ni uno solo de los suyos-, decía, que ni bien logré el tan buscado “Sí, doctora, hágalo. Pero déjeme en paz por favor”, comencé a planear por escrito las sesiones de lectura grupal. Estaba convencida del poder curativo de la literatura y me disponía a llevar un registro detallado de la experiencia y sus resultados. Pero antes de describir el proyecto y cómo llegué a tales conclusiones, me veo en la obligación de aclarar, a fin de desligarlo de cualquier responsabilidad que pretenda atribuírsele, que más que convencido por mis argumentos, Gass, terminó cediendo por no poder soportar más lo que el llamaba mi asedio, que no era otra cosa que mi perseverancia y constancia en el ejercicio de mi profesión y dedicación a los pacientes, virtudes conocidas entre mis colegas como “el componente obsesivo de la personalidad de Celia”, decía, que nuestro excelso director, más que por convicción, cedió porque le había inflado la bolas como un par de Fiat 600.

Después de detallados planes y sesudas argumentaciones que nadie estaba dispuesto a escuchar, mucho menos a leer, comenzando por mi estimado colega Alejandro Aguirre –el Grande-, pasando por Gass –el Excelso-, los demás miembros del plantel de médicos –los Elegidos-, las asistentes sociales –esas hábiles caminadoras-, y finalmente, después de perseguir por los pasillos a las enfermeras sin ningún resultado, no tuve más remedio que acudir a Claudia, la cocinera, quien cerró la puerta de la cocina que da al gran jardín trasero del edificio, que ella había sembrado con cuanto yuyito para el mate se puedan imaginar, hectáreas de perejil con el que hacía sus famosas tortillas y el orgullo del hospital: la planta de tomates perita; decía, que después de cerrar la puerta Claudia se sentó, sacó un atado de cigarrillos del bolsillo del delantal, encendió uno, largó un chorro gordo de humo, agarró el manuscrito con sus manazas de las que me llegaba un delicioso olorcito a ajo, y después de tomarse quince minutos en la más absoluta de las rigideces, rota solo por el voltear de las páginas, me miró y me dijo “Me gusta la idea. Va a funcionar”. Después se apoyó con sus dedazos sobre la mesa, se levantó con dificultad y meneando su enormísimo trasero me dio la espalda. La vi blandir la cuchilla de mango blanco –su preferida- y salí de la cocina justo en el momento en que comenzaba a sonar el repiqueteo de la hoja de acero sobre la tabla de picar. Tortilla de perejil, pensé, y me alejé por el pasillo deseando que llegara pronto la hora del almuerzo.

miércoles, 6 de enero de 2010

Celia

Me detengo y me pregunto qué hacer, si subir o no los avances de la novela. Es doble trabajo. Veré.
Este capítulo marcha como quien dice sobre ruedas, Celia existe, podría decirse que en casa convivimos con ella porque es la única forma de llegar a conocerla. No la planeo la voy dejando para que a medida que se mueve se vaya definiendo a sí misma. Es un buen método porque el personaje se mueve así dentro de una lógica en cuya construcción participa no solo el pensamiento consiente y la única forma de lograrlo es entregarse, dejarse atravesar por eso que parece que viene de otro lado, lo no planeado, lo que va surgiendo con el trabajo. La he apellidado Real como el psiquiatra de Las Nubes, la novela de Saer, y por supuesto la he emparentado con él.


domingo, 3 de enero de 2010

Este asunto de los artículos 3

La masacre de Recreo

(Tercera entrega: la causa civil)

En 1997 comenzó el juicio extracontractual con la provincia de Santa Fe.

Hubo tres demandas (hija, padre y abuelos), que se unificaron en uno solo juicio en el Juzgado Extracontractual N° 1.




A seis años del fallo ejemplar que otorgó a Claudia Guadalupe Vega una indemnización ¿una reparación?, la víctima sobreviviente sigue esperando que se haga efectivo el cobro. Claudia fue la única sobreviviente aquella tarde del 12 de diciembre de 1995. Su madre y sus cuatro hermanos fueron asesinados. El asesino: Marcelo Graciano “Chajá” Ferreyra, un prófugo condenado por asalto y violaciones.

Diciembre de 2009: en tanto los santafesinos nos preparamos para celebrar las fiestas de fin de año, Claudia Guadalupe Vega aguarda junto a sus hijos. Es que el juicio contra el Estado provincial parece no tener fin.

Por la causa desfilaron distintos abogados; asumieron solo para renunciar varios peritos médicos; y declararon decenas de testigos, en procura de establecer cuánto “merecían” como indemnización por sus “pérdidas” Claudia y su padre adoptivo Raúl Vega.

Los conceptos tenidos en cuenta para el cálculo son complejos; incluyen el argumento que los sustenta y un monto estimado. A modo de ejemplo y sintéticamente, la demanda de Raúl Aparicio Vega considera lo siguiente:

Incapacidad Absoluta: El argumento es que, si bien el hecho no lo llevó al suicidio o la demencia lo convirtió en un ser incapaz de enfrentar la vida... imposibilitándolo para la lucha diaria por el sustento, entablar relaciones...”, $1.000.000.

Daño Moral: por pérdida de los 4 hijos, $700.000 cada uno; no nato $250.000; esposa $300.000; pérdida de la totalidad de la descendencia masculina $200.000.

Daño Psicológico: por menoscabo en la psiquis, desequilibrio de las funciones mentales ...perturbación del equilibrio espiritual…,$450.000

Pérdida de chance: por supresión masiva de la descendencia, supresión material en relación a la pérdida de los 4 hijos, $450.000.

A los anteriores conceptos se agregan los Gastos Médicos que en el caso de Claudia son valorados para que reciba asistencia psicológica de por vida.

Si bien los montos reclamados ascienden a grandes sumas, el fallo los estableció en $550000 (que con los intereses asciende a $1.500.000) para Claudia; y $32.000 para Raúl Vega.

Mario Adrián Van Isseldyk, abogado de Caludia Vega “…en el mundo no hay un caso como éste, al menos yo investigué y no encontré ninguno, por lo tanto tampoco había jurisprudencia al respecto. Hoy el caso es citado como antecedente, como ocurrió en la Demanda de Daños y Perjuicios contra el Miguel “Vampirito” Fernandez y/o Gobierno de la Provincia del Chaco. Expediente n° 2679/03. Este es el caso de un prófugo, que el día 3 de diciembre de 2002, dio muerte de un disparo en la espalda al menor Gastón Alexis De Los Santos, en oportunidad de robarle el ciclomotor. El caso presenta similitudes con el de mi mandante y el fallo condenó a la Provincia del Chaco conjuntamente con Fernández a abonar la indemnización reclamada”.

Los ires y venires del expediente

“En estos autos, y en causas acumuladas se presentaron a) Claudia Guadalupe Vega-representada por su progenitor-, b) Raúl Aparicio Vega; c) Aparicio Vega (padre) y Zonilda Beatriz Aranda a demandar a la Provincia de Santa Fe por el hecho brutal, cruento e inhumano acaecido el 12/12/95, alrededor de las 0,30 Hs”. Así comenzó, palabras más, palabras menos, una demanda contra el Estado Provincial que lleva 12 años de idas y venidas, y 1.200 fojas, que conforman los cinco cuerpos del voluminoso expediente.

En fecha 30/10/03 el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Número 1 Secretaría Segunda de la ciudad de Santa Fe, dicta sentencia admitiendo totalmente la demanda incoada por Claudia Guadalupe Vega en contra de la Provincia de Santa Fe, parcialmente la promovida por Raúl Aparicio Vega, y rechazándose el reclamo de los abuelos Aparicio Vega (padre) y Zonilda Beatriz Aranda. Para llegar a la tal sentencia se requirieron 6 años, decenas de testimonios y varias pericias psiquiátricas, que dicho sea de paso, se realizaron 5 años después de que los hechos ocurrieran.

Los letrados que entendieron en la causa fundamentaron la responsabilidad extracontractual y objetiva del Estado, surgida por los daños y perjuicios que resultaron de no hacer funcionar, o funcionar mal, un servicio público que el mismo Estado ha creado. Expresaron que el Estado omitió el deber de custodia de un peligroso delincuente debido a un defectuoso funcionamiento de las medidas de organización y control o “faute de service”, lo que permitió la fuga y los crímenes que cometió; hubo en consecuencia una deficiente prestación del servicio penitenciario a cargo del Estado.

La sentencia impuso las costas totalmente a la Provincia de Santa Fe.

La Fiscalía de Estado recurrió la sentencia, interponiendo Recurso de Apelación Extraordinaria, basado en considerar las deficiencias del Servicio Penitenciario solo como un antecedente casual de los hechos generadores del daño desde que, a juicio de la Provincia, la evasión no tiene por si misma la virtualidad de producir como resultado la violación y el homicidio.

En respuesta a los agravios planteados en el Recurso de Apelación Extraordinaria, se fundamentó, concretamente, que la falta de servicio implica una condición necesaria que crea el nexo causal suficiente para imputarle al Estado responsabilidad, porque era previsible que la fuga de Ferreyra derivara en los hechos como los que acaecieron, y empleando la debida atención y conocimiento de las cosas, la Provincia y su Servicio Penitenciario debieron preverlas ya que la enorme peligrosidad de Ferreyra no era desconocida por la Provincia. En este punto se esgrimieron dos argumentos: por un lado, el frondoso prontuario de Ferreyra; y por el otro, los informes psiquiátricos anteriores a que El Chajá cometiera los asesinatos y que se le hicieron en los expedientes penales donde había sido condenado y que lo habían calificado como un “psicópata” con un componente de morbosidad importante, con una infancia donde hubo una desviación en lo que hace a afectividad que luego en la adolescencia se convierte en comportamiento de transgresión y con una casi ausencia de conciencia moral porque no ha internalizado una ley, todo lo cual llevan consigo un índice de peligrosidad importante, y que nos permite decir que se nos presenta como un sujeto “asocial”.

En este contexto argumental y atendiendo a que quien contrae la obligación de prestar un servicio público lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido y es responsable de los perjuicios causados por su incumplimiento La Sala N° 1 de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial "ratificó la sentencia de primera instancia, en todos sus términos, en forma unánime"

Pero las peripecias de Claudia y sus abogados no terminaron allí, porque Fiscalía volvió a recurrir a la Cámara, en este caso, para que le habilite el camino a la Corte.

El pedido no cumplía con los requisitos formales, y la Cámara volvió a rechazarlo, solo para que los damnificados tuvieran que enfrentarse a un nuevo escollo: el Recurso de Queja por Apelación Denegada que interpuso Fiscalía de Estado, que según Van Isseldyk, no detiene la ejecución de la sentencia.

Diciembre de 1995/Diciembre de 2009

A la fecha, la causa permanece abierta. Desde hace varios años la Provincia incluye en el presupuesto el monto de la indemnización que está depositado “a disposición” de la damnificada, pero cuestiones formales relacionadas con garantizar el cobro de honorarios, impiden que se haga efectivo el cobro.

Claudia ni siquiera recibió asistencia de parte de la Provincia a pesar de que la sentencia insta al Estado a brindar "asistencia psiquiátrica y psicológica" a la víctima.

Los psiquiatras que oportunamente realizaron las pericias aseguran que por el hecho vivido, Claudia posee una “personalidad siempre en riesgo” que debería contar con apoyo profesional permanente.