Se sacó el camisón y lo tiró sobre la cama. Se paró frente al espejo de la cómoda. Inclinó la cabeza hacia uno y otro lado como si fuera a apoyarla sobre los hombros. Con los brazos en jarra repitió el ejercicio varias veces.
Se levantó ambos senos. Deberían estar acá no ahí, pensó soltándolos. Se puso de perfil ¿Está el mate?, gritó.
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